LAS MÁXIMAS DEL MAESTRO HAN SHAN - Un Viaje a la Tierra de los Sueños - Acharia.

Las Máximas del Maestro Han Shan (Un Viaje a la Tierra de los Sueños) · 7º Parte - Hortensia De la Torre (Maestra Yin Zhi Shakya)

60. Nada en el mundo se obtiene sin deseo, sin motivación. Usted puede tomar la ruta de la honestidad y ser sincero en la persecución de su deseo o puede tomar la ruta del engaño y obtener lo que quiere bajo pretensiones falsas. De una forma u otra, cuando adquiere el objeto de su des...eo, llegará a apegarse a él – por lo menos, tanto como tome que desee otra cosa. Pero entre las rutas de la sinceridad y del engaño, descansa un camino en que ninguna estrategia es necesaria. Esa es la ruta que nos guía a entender los deseos mundanos por lo que verdaderamente son. En esa ruta sus motivaciones mueren en el rumbo, mientras que usted se mueve derecho hacia delante.

61. Cuando usted piensa en una cosa, le imparte la existencia a dicha cosa. Los objetos que originan el deseo desaparecen cuando el ojo de la mente se cierra a ellos. Estos se funden en el paisaje.

Es lo mismo con las emociones. Las esperanzas, los miedos, los juicios sobre el bien y el mal, y los sentimientos de placer o dolor también desaparecen cuando la mente sigue sin involucrarse en los eventos mundanos que les dieron origen. Cuando libre del desecho mundano, la mente vacía puede contener el espacio infinito. La paz reboza su pureza, el cielo brilla, y la armonía de las esferas resuena a lo largo y ancho. 

62. Entre más traten las personas de utilizar su fuerza de voluntad para eliminar un deseo, más fortalecen ese deseo. La fuerza adicional sólo sirve para confundirlos. Se obsesionan con el problema. Entre más hablen sobre el Dharma sin saber lo que es, más fortalecen su ignorancia. Crecen en esta ignorancia y pronto se consideran a si mismos bastiones de la rectitud. Son como el pez que fuera del agua trata de enseñar a otros a nadar, o como pájaros enjaulados que ofrecen lecciones de vuelo. 

Si quiere doblegar un deseo, quítele la máscara y aprécielo por lo que es. Al instante se vuelve insignificante, no digno de reconsiderarlo. Si quiere disertar sobre el Dharma, permítale convertirse en su hábitat natural. En él, siéntase en casa. Familiarícese con la naturaleza humana reconociendo sus propios errores y la base de sus deseos. Al instante, usted perdonará a otros por sus errores. Sea humilde y bondadoso en su amor por la humanidad. Ésa es la manera de dar ejemplo que otros pueden seguir. La rigidez del orgullo no es rectitud. Es el ‘rigor mortis’ espiritual. 

63. Aquéllos que son serios sobre el Dharma buscan los destellos de la sabiduría en todo lo que hacen. Ya sea ocupados o en reposo, solos o en grupo, se esfuerzan por permanecer conscientemente atentos. Tal vigilancia no es fácil. Pero una vez se acostumbran a la práctica, se vuelve tan natural la actividad, que nadie a su alrededor sospechará de lo que están alcanzando. 

64. Si usted retira una sola hoja de césped del universo, ya no puede decirse que el universo todo lo incluye. Si usted coloca un diminuto pensamiento de codicia o lujuria en una mente pura, la mente ya no puede reclamar que es impoluta.

Tenga cuidado con las cosas pequeñas. Su ausencia o presencia pueden cambiarlo todo. 

65. La mente se expande en el universo; el cuerpo adquiere tamaño de pulga. El estar iluminado es apreciar la dinámica del Dharma.

Cuando la mente vuela en el espacio ilimitado, los restos del cuerpo quedan confinados a los hábitats terrenales. Generalmente se encuentran vagando sin rumbo en la oscuridad. 

66. Que pérdida de tiempo y energía es esforzarse por obtener objetos materiales de deseo. Ninguna satisfacción duradera puede resultar de adquirirlos ya que desde su misma adquisición han dejado de ser objetos de deseo. Se consumen como leña y “ofrendas quemadas.” Escupimos las cenizas en nuestras bocas y buscamos otro árbol para cortar. 

Los santos se esforzaron por el discernimiento espiritual. Ellos cuestionaron el significado de vida. Logrando este discernimiento y ellos ganaron el universo. No habiendo nada más que desear, ellos no encendieron los fuegos del sacrificio.

67. Inmenso como es el universo, encaja dentro de la mente. Pequeño como es el cuerpo, no hay bastante en la creación para satisfacerlo. 

68. Todo en el universo tiene Una Naturaleza. Las personas que viven en la Naturaleza tienen todo lo que podrían querer. El iluminado posee. El ignorante desea. 

69. La persona que se considera superior a otros constantemente juzga y percibe diferencias. Rígidamente vive en opuestos: bueno o malo, correcto o equivocado. Si sigue sus propias normas de selección, tendrá que rechazar por lo menos la mitad de creación. 

Una persona que sigue el Dharma se esfuerza por unificarse con el resto de humanidad. Él no diferencia y es indiferente a las distinciones cualitativas. Sabe que la Naturaleza Búdica es la Unidad, la Indivisible Realidad. Una persona que sigue el Dharma se esfuerza por permanecer consciente de su inclusión en esa Unidad.