SHUNRYU SUZUKI ROSHI - La calma - Escuela Malliesa.

La calma.

Para los estudiantes de Zen hasta la maleza es un tesoro. 

Hay un poema Zen que dice así: "Después que el viento deja de soplar, veo una flor que cae. Por el pájaro que canta percibo la calma de la montaña". 

Hasta que algo no viene a perturbarla, no percibimos la calma. Sólo cuando surge una perturbación en ella, solemos descubrir la calma. Según un refrán japonés, "para la luna hay la nube; para la flor, el viento". Cuando vemos una parte de la luna cubierta por las nubes o por un árbol o cualquier maleza, nos damos mejor cuenta de lo redonda que es. Pero cuando vemos la luna clara, sin nada que la cubra, no percibimos su redondez de la misma manera que al verla a través de cualquier otra cosa. Cuando practicamos el zazén, la mente se halla en completa calma, no se siente nada, simplemente, uno se sienta. Pero esa calma que proviene del estar sentado, lo alienta en la vida cotidiana. Así, pues, es como uno halla el valor que tiene el Zen en la vida diaria, y no sólo cuando se está sentado. Pero eso no significa que se ha de descuidar el zazén. Aun cuando no se sienta nada al estar sentado, si no se tiene esta experiencia del zazén difícil será lograr algo. Lo que se obtiene es únicamente maleza, árboles o nubes en la vida diaria, pero no se ve la luna. Por eso uno siempre se está quejando de algo. Pero la maleza, que para la mayoría es un obstáculo inútil, para los estudiantes de Zen es un tesoro. Con esta actitud, hágase lo que se hiciere, la vida se convierte en un arte.

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Fuente: Shunryu Suzuki Roshi
Mente zen, Mente de principiante

Foto: Shunryu Suzuki Roshi