Soltar las ataduras.
No comprendo el zen, ni comprendo el Tao: sólo sé cómo disolver las materias adherentes, soltar las ataduras y administrar medicinas según las diferentes clases de dolencias.
No hay zen alguno que estudiar, ni Tao que aprender. Abandonar lo fundamental para perseguir trivialidades y trabajar afanosamente en lo externo, no es tan beneficioso como volver a tu propia ciudadela para conocerla.
En la ciudadela puedes honrar a tu monarca espiritual, él responde cien veces a una sola de tus llamadas, su deseo es que todos alcancen el despertar por sí mismos.
¡Ve, ve hasta ella! Lo que debes hacer es abandonar todos tus anteriores conocimientos y opiniones sobre el budismo; entonces la huella mental de tu propio buda cósmico aparecerá con claridad hasta lo más recóndito de tu ser.
Chen-ching (exiliado en 1080)
Las enseñanzas del zen.
Selección de Thomas Cleary.